2017/02/03

TERMINAL

Hay palabras que evitas en determinados contextos pero pronuncias en otros, por ejemplo terminal y en este caso no hablas de las estaciones ferroviarias sino de la estación final de la vida, la estación término. Terminal es término (permítase el juego de palabras) demasiado objetivo para referirse a ese estado final de la vida en el que se encuentra alguien que aprecias o dolorosamente querido por aquel con quien hablas. Si te interesas por la salud del padre de un amigo y te transmite que está muy enfermo no le preguntas ¿está terminal?.Sin embargo, si tienes que dar cuenta ante terceros del estado de aquel enfermo podrás resumir 'está terminal' sin ambages y sin que nadie interprete que estás convirtiendo tus palabras en deseos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La polisemia de las palabras es curiosamente sorprendente. Están los eufemismos para designar conceptos con mejores sonidos. ¿Quieres que profundicemos en las eternas ausencias? ¿Sabes lo que duele quedarte, para siempre, sin un ser querido? Se te rompería el corazón perder un hijo, no volverías a ser el mismo. Tu duelo, tu dolor sería tan intenso que se te obnubilarían todos los sentidos. Un hijo, que es tu mejor obra, tu mejor inversión, tu reflejo, tu prolongación genética, un hijo al que has dado tus noches en vela, tus días de sueño, tus renuncias a tus caprichos, un hijo al que has formado en tus valores, al que has dado libertad para pensar, para elegir, para sentir, para vivir, un hijo que ya no depende de ti, ni de tu protección, ni de tu dinero, ni de tu guía... porque se sabe guiar de manera encomiable. Siempre hay miedos que le pueden acechar, un cáncer -ahora tan abundantes- un accidente, o que alguien le pueda engañar con unas "preferentes". Los padres no estamos preparados para aceptar la situación "terminal" de un hijo. Hemos de aceptar que Caronte aguarda. Pero que aguarde por mucho tiempo. Siéntete orgulloso cada día de lo que has logrado, de que no hayáis llegado a la estación término. La salud y la alegría son el mejor regalo que nos ofrece la vida.
Siempre hay que cuidar mucho la polisemia de las palabras. Las palabras a veces hieren, como puñales y a veces acarician, como besos.